El 5 de noviembre que acaba de pasar, se llevó a cabo en todo el mundo la celebración del Día del Cuidador. Por tanto, van aquí algunas cifras que sirven para enmarcar dicho acontecimiento:
• En nuestro país, alrededor de un millón docientas mil personas cuidan a pacientes con problemas de salud o discapacidades permanentes.1
• 97% de las y los cuidadores no reciben una remuneración económica por brindar sus cuidados.2
¿Quiénes son las y los Cuidadores?
• La mayoría de las personas que cuidan, son mujeres.
• Se encargan de la atención de un(a) enfermo(a) con quien comparten un vínculo emocional, y no tienen ningún entrenamiento para llevar a cabo sus labores de cuidado.
• Suelen tomar decisiones por el(la) paciente, brindarle apoyo emocional, realizar tareas en el hogar, e implementar cuidados básicos de enfermería.
• 56% de las y los cuidadores presentaron algún nivel de “síndrome de carga”.3
¿Qué es el Síndrome de Carga?
• Está asociado con depresión, ansiedad, consumo de sustancias, problemas de autocuidado, incremento de la mortalidad, deterioro de la calidad del cuidado, y claudicación familiar y/o laboral.
• El síndrome se compone de dos dimensiones: carga objetiva (demandas físicas, estrés financiero y restricciones en la vida diaria), y carga subjetiva (impacto emocional e incomodidad derivados del cuidado).
• También se le llama así al conjunto de actitudes y reacciones emocionales que resultan de la perturbación de la vida emocional, social, financiera, física y espiritual de la persona cuidadora.
Las personas cuidadoras informales primarias llevan a cabo una tarea extremadamente pesada al mantener a sus seres queridos en un estado de buena salud física y mental. La mayoría de ellas no tenía planeado que algún día tendría que cuidar a alguien, ni tenía una vocación o llamado consciente para ejercer dicha función. Aunque una vez que se analiza la situación resulta ser un destino muy normal y lógico, a todo cuidador y cuidadora le toma por sorpresa el tener que cuidar a una persona querida. Es así que muy pocos de entre ellos y ellas están suficientemente preparados para cuidar, según sus necesidades especiales e integralmente, a otro ser humano dependiente.
Aún así, las y los cuidadores informales se las arreglan para aprender habilidades de cuidado sobre la marcha, desarrollan recursos técnicos y psicológicos que los vuelven más resilientes, y se dan cuenta de que las retribuciones por brindar cuidados son intangibles, es decir: afectivas, emocionales y morales. La satisfacción y la tranquilidad de haber contribuido al bienestar de un ser querido no se compara con ninguna recompensa de tipo material. Lo que hacen las y los cuidadores informales es una labor de amor. De ahí que se merezcan todo el reconocimiento familiar, social y personal. ¡Enhorabuena por ellos!
Referencias.
1. Secretaría de Salud. Gobierno de México. México. 2020. Recuperado de Conferencia Televisiva: “El Pulso de la Salud”.
2. Secretaría de Salud. Gobierno de México. México. 2020. Recuperado de Conferencia Televisiva: “El Pulso de la Salud”.
3. Salazar-Barajas, M. E., Garza-Sarmiento, E. G., García-Rodríguez, S. N., Juárez-Vázquez, P. Y., Herrera-Herrera, J. L., & Duran-Badillo, T. (2019). Funcionamiento familiar, sobrecarga y calidad de vida del cuidador del adulto mayor con dependencia funcional. Enfermería universitaria, 16(4), 362-373.